Un repaso a las lecturas del año 2021

 - ¿Pero esto no se supone que es un blog de cine?

Sí, pero también es mi blog y hago con él lo que quiero.

- Vale, vale, no hay que ponerse de esa manera.

Y hablaré de un par de libros sobre cine así que entra.

¿Cómo ha ido el año? Raro. Conforme pasaban los días y los meses las ganas de leer se iban diluyendo. Es como si no tuviera ni las fuerzas ni las ganas para empezar a leer algo nuevo. Las novedades me parecen aburridas y sin gracia, los clásicos me cansan, todo aquello que tenía por leer me da una pereza inmensa y no encuentro nada que me motive lo suficiente como para leerlo. Todos esos géneros que leía y donde encontraba refugio y calma, ahora mismo me parecen una colección de clichés insufrible que no aportan anda y me aburren horrores. ¿Quién me iba a decir que me iba a cansar de detectives, polis corruptos, mundos de fantasía, novela juvenil o clásicos de siglos pasados? Así que estos últimos meses he ido vagabundeando entre lecturas mediocres sin saber dónde poner el foco. Creo que necesito explorar nuevos géneros, nuevas formas, irme al ensayo, al libro de historia, a la novela que no leo de forma habitual y ver si así vuelvo a sentir alguna emoción por lo que leo.

Pero todo este patético lamento no significa que no haya leído un puñado de libros que han sido puñetazos y que creo que indican el camino que debo seguir en 2022. Vamos a por ellos. Media docena y quizá alguna bola extra.

No me gusta eso de "el mejor libro del año" porque siempre lo he encontrado difuso e injusto, pero este 2021 sí que he encontrado mi "mejor libro del año".


Lo salvaje de Julia Elliot y publicado por la jovencísima editorial Horror Vacui, traducción de

Hacía mucho que no sentía un puñetazo literario de este calibre y encontrarme un libro que directamente me hablaba. Un puñado de relatos que basculan entre el terror, la ciencia ficción y el gótico sureño. Como si Shirley Jackson o Flannery O'Connor escribieran guiones para la serie Z italiana de los setenta. Goticismo mezclado con explotación. Perros mutantes, enfermedades cutáneas, robots enamorados, la cara B inquietante de Matar a un ruiseñor, sátiras de la ficción posmoderna y comedias de situación familiares que se transforman en ridículas tragedias casi ballardianas si éste fuera guionista de telecomedias. Los parámetros en los que se mueven las ficciones de Julia Elliot me resultaban terreno conocido e inquietantemente familiar; son mis mismos parámetros y reconocía y me reconocía en sus cuentos, universos, influencias, referencias y parodia. Porque son cuentos hermosos e inquietentas, pero a la vez muy divertidos. 

Es uno de esos libros que quería que todo el mundo leyera, pero a la vez guardármelo solo para mí.


En islas extremas de Amy Liptrot, editado por Volcano y traducido por María Fernández Ruiz. 

Casi siempre he huido de eso llamado con nombre tan feo como autoficción. Reconozco que he leído poco, pero habitualmente me encontraba con relatos patéticos y condescendientes sobre lo especial que era el autor/narrador y lo mal que le trata el mundo. Pero, como he dicho, la crisis lectora del 2021 me  animó a buscar lecturas en terreros en los que no me movía y di a parar con En islas extremas por recomendación indirecta de gente que sigo por redes y confío. 

Es un libro hermoso. El relato del alcoholismo, destrucción y recomposición de la autora sin un ápice de condescendencia o autocomplaciencia. Un recorrido físico por la islas Orcadas (Escocia) y a la vez espiritual de reconstrucción personal y temporal tanto por la historia de las islas como por la historia de la autora / narradora. Nadar en aguas heladas, el estudio de las aves, los paseos por terrenos agrestes sirve como nexo entre su historia, la historia de la tierra y nuestra historia. En mayor o menor medida nos sentimos perdidos y buscamos recomponernos. Recuerdo que cuando lo leí me dediqué a recomendarlo entre mis conocidos porque necesitaba que otros leyeran y se acercaran a este universo.

Una historia pop de los vampiros de David Remartínez y publicado por Arpa.

La diversión vino con este libro. Una historia de los vampiros desde los fríos, y clásicos, castillos de Transilvania hasta las encarnaciones en países de chuches, jóvenes emos o destrucciones del mito en plataformas. El libro de David Remartínez es precioso y divertidísimo. Una lectura jovial, esclarecedora y repleta de pistas y reflexiones sobre la figura del vampiro y su evolución hasta nuestros días. Evolución, descomposición, reconstrucción y adaptación. Cada época tiene su vampiro, cada época construye su mito vampírico. Y como la figura del terror supremo se ha convertido en mito romático y heroina infantil. El ensayo bebe de fuentes distintas y se apoya no solo en películas clásicas si no que mira hacia las series, el cómic, la música... Un ensayo cuya lectura me hizo feliz y provocó que me reenamorara de la figura del vampiro aunque en algunas ocasiones no estuviera de acuerdo (vamos, David, las películas de la Hammer basadas en Carmilla no son tan malas, en serio, y The vampire lovers permite una lectura sobre el vampiriso como motor de liberación de la sexualidad femenina muy interesante y divertida... y, por supuesto, sin que fuera en ningún momento intención de la productora).


El morador de Daria Pietrzak editado por Dilatando Mentes Editorial.

Una narración clásica de casa encantada y presencia extraña narrada con fugas a lo extraño y diferente. La novela de Daria Pietrzak consigue ser clásica y moderna a la vez. Y, sobre todo, resulta terriblemente inquietante y desasosegante. Esa figura extraña que mora en la casa y contamina a quien vive en ella, el sacrificio de una abuela por amor, el pasado, los traumas y silencios, el horror detrás de una puerta. Un estilo absorbente y atmosférico que teje alrededor del lector una maraña hermosa e inquietante. Un cuento de brujas perverso y desasosegante. Daria Pietrzak, quiero más.


Alfredo el Grande, vida de un cómico de Marcos Ordóñez editada por Aguilar. Incomprensiblemente descatalogada.

Creo que es la mejor biografía de un actor que he leído. El repaso por la vida y toda la obra de uno de los mejores actores no solo del cine español, si no del cine como concepto general y eterno. La genialidad de esta biografía es que Marcos Ordóñez desaparece y deja que se la voz de Alfredo Landa la que cobre vida en las páginas. Y realmente oyes a Alfredo Landa desgranar anécdotas, valoraciones, desengaños, arrebatos, broncas, risas y un concepto de la interpretación basado en la naturalidad y la buena dicción. Son sinceras, broncas, adictivas y se adivina a un hombre complejo, difícil y genial. Ha sido un gustazo leerlas. Me admira de actores como Alfredo Landa su capacidad de trabajo y de estar bien en cualquier película; de las mejores a la mayor bazofia (e hizo a carretadas de ésta). Y si como a mí el ambiente teatral, los rodajes y el cine español de los cuarenta a los ochenta te fascina, este libro es una biblia.


Leica Format, Dasa Drndic, publicado por Automática Editoral con traducción de Juan Cristobal Díaz.

Antes de hablar de Leica Format, una confesión. No la he acabado. Y no es culpa de la novela porque estamos ante un pedazo de la más alta y exigente literatura que se ha publicado este año, si no porque el momento en el que me metí en sus páginas no era el más adecuado anímicamente. ¿Resultado? El hostión emocional que me dio sus páginas, el relato de pérdidas, fugas, silencios y muerte fue demasiado y me acabó afectando a unos niveles insospechados y que ni siquiera sabía que tenía.  Removió cosas oscuras; esos animalillos que todos tenemos dentro y que queremos que permanezcan dormidos. Una conexión brutal y dolorosa con todo aquello que niego. La novela es impresionante, de verdad. Un viaje extenuante y, para mí, infinito. Algún día volveré a ella. De momento, duele demasiado.


BOLAS EXTRAS




La comedia humana, Honoré de Balzac.

Uno de los regalos inesperados del año es que me dejaran en depósito la Comedia Humana de Balzac entera en un buen puñado de preciosos volúmenes. La intención es leerla entera. Poco a poco. Sin prisas, pero sin pausas largas. Admirarme en ese inmenso fresco humano que ideó Balzac con todas sus irregularidades, confusiones, contradicciones y genialidad. De momento he leído cuatro novelas breves y ha sido una de las experiencias más gratificantes del año. Y eso que aun queda un buen trecho antes de llegar a sus grandes obras.


Vudú y Terror rural y paganismo, El ocultismo en el cine, Un montón de autores, Dilatando Mentes

Los ensayos sobre cine me están dando un montón de alegrías; sobre todo aquellos que quieren ir un poco más allá de la colección de reseñas o los títulos de siempre. La colección de "El ocultismo en el cine" es muy divertida y provoca lo mejor que libros de este tipo puede dar: curiosidad por los títulos de los que hablan, pistas para que el lector haga su propio camino y reflexiones atinadas con la que estar o no de acuerdo, pero que resultan estimulantes.


Liga de la justicia oscura, James Tynion IV, Álvaro Fernández Bueno, ECC Comics

La lectura de los nueve volúmenes de la etapa de la Liga de la justicia oscura que se marca a los guiones Tynion IV y a los lápices en su mayor parte Álvaro Fernández Bueno, ha sido uno de mis momentos felices. Consigue que el grupo de superhéroes funcione como grupo y como individuos dotando de suficientes capas a cada uno, que las diferentes historias funcionen en armonía, unos villanos fantásticos y una acabado visual de primer orden. Y sale Wonder Woman y un detective chimpancé con una espada mágica. ¡Qué más se puede pedir!


Arte, Kai Ohkubo, Yermo editorial

Una pequeña maravilla. Un manga sobre una chica que quiere ser pintora en la Florencia renacentista. Un dibujo precisos y detallado para una historia que funciona y que no carga tintas en romances forzados o dramas innecesarios. Divertido, agradable y precioso.

Y hasta aquí. Ha habido más, claro. Más libros que me han gustado como El país dels altres de Leïla Slimani, la lectura en orden de publicación de las novela de Michael Connelly, el manga Atelier of witch hat (una delicia, de verdad), La novena casa de Leigh Bardugo o una de las pocas novelas de fantasía que me han dejado ganas de continuar, Promesa de sangre

Pero hasta aquí. La entrada es larga y ahora hay que mirar a todo aquello que queda por leer. Y explorar. Buscar otros géneros, otras formas y otras miradas. Este hastío que en los últimos meses me ha dado la lectura seguro que se debe a que no estoy buscando en las estanterías adecuadas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lo más destacado, que no necesariamente lo mejor, de 2022

La noche del terror ciego, Amando de Ossorio, 1972

Licorice pizza, Paul Thomas Anderson, 2021