Cine de animadoras parte IV de VI, sí al final serán seis si no pierdo la cordura antes

Seguimos.

Cine de animadoras. Un subgénero al que le tengo mucho cariño, y que a cambio de ese amor casi incondicional te da toneladas de mierda. Porque, seamos sinceros, por muy buenos ojos que le pongas la mayor parte de estas películas son puro horror. Como lo que sigue...

Bring it on. In it to win it, Steve Rash, 2004


Cuarta parte de Bring it on, el King Kong del cine de animadoras, el To be or not to be del cine de competiciones con pompones y música machacona. Tras la buena y divertida primera parte, la horripilante segunda, y una tercera que recupera algo del brillo de la original, pero sin salir del lodo llega una cuarta parte que decide tirar por los suelos cualquier esperanza y dar al espectador lo que se espera, una hora y media de lobotomizante horror filmico que no se salva ni por amor, ni por distancia irónica o amor por el trash. Bring it on 4 es un horroroso, idiota, estúpido y espectacularmente bochornante anuncio del parque de atracciones de la Universal.

Muy pocas cosas buenas se pueden decir de esto. Ashley Benson sale guapa. Kierstin Koppel, también. Las coreografías finales no están mal... pero esto último no es mérito de la película si no simple comparación con el resto de la cinta que parece dirigida y montada por un chimpancé deprimido y harto de su trabajo que sueña con irse a Las Vegas y hacerse conductor de limosinas o buscar un suicidio asistido en una empresa de cosmética... 

Tres cosas. No está mal. El resto es un horror. Un espanto de los gordos. De los de provocar pesadillas por las noches acompañadas de flatulencias y malas imitaciones de políticos.

Y ésta es de las buenas. De las tres mejores. Me quedan dos. Y no sé a qué extraños abismos ponzoñosos voy a descender.

- Pero, ¿por qué te torturas así? ¿Por qué te haces este mal?

No, si en el fondo me lo paso bien. Como soy idiota.







En serio, son las mejores capturas que he podido encontrar.
Es todo muy deprimente.

John Tucker must die, Betty Thomas, 2006


Aquí hay algo más que rascar. 
No mucho más, no nos hagamos ilusiones.
Pero algo.

Para empezar, las cuatro protagonistas están realmente bien y muy simpáticas. Cuatro chicas muy diferentes que se hacen amigas por su voluntad de destruir al típico macho alfa gran polla aguila calva escupidor de clichés para meterse en cualquier braga que las hace creer especiales y únicas. Tiene algún momento gracioso y pasas el rato entretenido (siempre que sepas qué vas a ver y no exijas mucho).


La película quiere ser una comedia negra sobre la destrucción del macho y un canto a la sororidad femenina. Hija de American Pie y su humor poco sutil, pero efectivo la película consiste en putear al gran gilipollas de John Tucker por jugar con las chicas, tener la sensibilidad de un trozo de oralita y vengarse, que como razón es más que suficiente.

¿Funciona? A medias. A ver, es graciosa y como he dicho antes, las cuatro chicas protagonistas están muy bien, especialmente Brittany Snow que tiene chispa para la comedia burra. El problema es el desfase que hay entre lo que quiere explicar y lo que acaba explicando. Al final de la película, nadie aprende nada y se acaba "salvando" a John Tucker, el gran hombre elefante capaz de abrir cualquier fuente femenina con un aleteo de sus pestañas. Quiere ser comedia negra, pero no se atreve a ir a las últimas consecuencias de su voluntad de destruir al macho. Se acobarda y opta por la amabilidad, el chiste tonto y la superficialidad.






El tema animadora está tocado de forma tangencial. Una de las chicas es animadora y se lleva a la prota al equipo para que conquiste al tal Tucker en el plan de su destrucción.

Lo de las capturas sigue siendo deprimente. La dirección de Betty Thomas es de una falta de estilo alarmante, fea y aburrida. Lo dicho, suerte de las chicas.

But I'm a cheerleader, Jamie Babbit, 2000


Detrás de otro cartel horrible (en serio, ¿quién aprueba estas cosas?) se esconde una película que esta realmente bien y que con justicia ha conseguido la categoría de cine de culto. Una comedia sobre el despertar sexual y afectivo de una joven en un centro de reeducación para homosexuales.

En But I'm a cheerleader funciona todo bien. 

Incluso que siga al dedillo la formula clásica de las comedias románticas ya que, y con la mirada puesta en el año 2000, contiene todo un discurso subersivo. La película es muy divertida, todos los que participan están muy bien con especial atención a Natasha Lyonne, un Ru Paul diciendo eso de "soy un ex gay" y, sobre todo, la siempre inmensa Cathy "No somos dignos" Moriarty como directora del centro. 

Es divertida, es tierna, es triste, tiene un buen sentido de la composición, hace que la estética sea un personaje más, juega bien con los clichés del género romántico y convierte la influencia de un John Waters en un aliciente más e integrada en la personalidad de la cinta. No es extraño que se haya convertido en una pieza de culto del cine lésbico; no solo funciona en el tratamiento del tema, si no que encuentra un perfecto correlato estético.
















Y como habéis podido imaginar, esta película sí ha sido un gustazo dedicarme a hacer capturas.

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