Cine de animadoras. Parte 1 de...

¿Y por qué animadoras?
¿Por qué no?
Podrían haber sido relojeros, adictos a la manicura, mutaciones o coleccionistas de tazas de superhéroes, pero ha tocado animadoras. Y porque en twitter así lo decidieron. Hice otra de esas encuestas que no van a ninguna parte, pero son divertidas y entre Godard, vampiras, Juana de Arco y animadoras, eligieron a estas últimas. ¿Y quién soy yo para negarme?

¿Alguna norma?
Solo una; las animadoras tienen que ser las protagonistas de la historia. No sirven películas donde salgan de forma tangencial en un partido o una de ellas sea la secundaria mala que tortura a la tímida protagonista con gafas que demostrará ser la más guapa de todas y la que tiene el escote más bajo cuando se quite la coleta. Lo que entre en este ciclo debe tenerlas de absoluta protagonistas o ser una parte muy importante. Y no seguiré ningún orden concreto; será en el orden en el que las voy viendo.

¿Empezamos?
Empezamos.

The Cheerleaders, Paul Glickler, 1973


Nada mejor para empezar este repaso al cine de animadoras que por una película que se llama así, Las animadoras. Comedia erótica donde todo y cada uno de sus pobres elementos solo están puestos y pensados para enseñar tetas, culos, algún tímido frontal y mucho sexo simulado con algunos tipos realmente feos.


El argumento es simple; cansadas de que su equipo de fútbol americano siempre pierda, el equipo de animadoras decide boicotear al equipo contrario para que pierdan el partido decisivo. ¿Cómo? Acostándose con cada miembro del equipo hasta agotarlos, extraerles toda su energía a base de polvos, obligando a un montón de jugadores a tener sexo cuando ellas quieran y como ellas quieran y con cuántas ellas quieran. Y también hay una subtrama de una de las chicas peleando por perder su virginidad. 

Spoiler: al final lo consigue. Y hay amor por medio.

Pura explotación. No hay más de lo dicho. Mucho desnudo, mucho sexo, poca interpretación y muchos chistes malos y sexuales propios de adolescentes de trece años muy salidos ("¡vaya pelotas tiene, entrenador!"). 


Tiene cierto encanto y es entretenida si no le pides mucho aunque a mí personalmente tanta escena de sexo me aburrió y, en general, estuve casi todo el metraje bastante desconectado. Eso sí, tiene una textura que me encanta; un acabado visual que me enamora. Y no hablo de un director portentoso componiendo planos ni una fotografía excelsa, si no en el grano de la película, en los colores, en la textura... hay algo en el cine de los setenta que por mala o pobre o descuidada que sea la película, no sé si los filtros, el tipo de película o qué, hace que tenga un acabado bonito. Vamos, que me lo he pasado mucho mejor haciendo capturas que viéndola y repasando las que hice me doy cuenta de que en foto parece una película mucho mejor de que realmente es.

No es una buena película, pero hay cierto mimo por parte del director de hacer una película. Sí, está hecha para enseñar carne, pero lo hacen de forma cinematográfica, componiendo planos (más o menos afortunados) y cuidando tanto la fotografía como el montaje.

Y los detalles.

El cerco de sudor en el jersey me encanta.



Y solo dos de los muchos juguetes que aparecen en la película porque, elemento perturbador, son animadoras de instituto; son menores de edad sexualmente muy activas interpretadas, claro, por mayores de edad (en algún caso mucho mas). Esto hace que en la película se produzca la disonancia de ver a veinteañeras talluditas interpretando a colegialas de dieciséis en plena orgía con "actores" (aquí las comillas son necesarias) que sobrepasan los treinta años interpretando a jóvenes estudiantes de instituto. Es otra realidad y otra dimensión.


Ya en una película tan temprana (es de 1973 y es la película más antigua que he encontrado con protagonismo de animadoras) se sientan lo que serán bases para todo lo que vendrá después; tono de comedia (hay excepciones), idea de grupo o hermandad, sacrificio por el equipo, eso que en otras partes se llama "espíritu" y la animadora convertida en icono, mito y fantasía sexual.

El éxito de esta pelícua propició tres secuelas más que, con suerte, comentaremos en próximas entregas.

Man of the house, Stephen Herek, 2005


Man of the house pertenece por pleno derecho al subgénero de "actor dramático o de acción que se mete aunque nadie se lo ha pedido en una comedia tonta donde hace de canguro y acaba convertido en mejor persona por obra y gracia de aquellos que estaba protegiendo". Tito Arnold en Poli de guardería (1990), Vin Diesel en Un canguro super duro (2005) o John Cena en Jugado con fuego (2019) son los primeros ejemplos que se me han ocurrido.

En el caso de esta película toda la comicidad consiste en ver al duro Tommy Lee Jones sobrepasado por un grupo de alegres, atractivas y ruidosas animadoras. Las cinco muchachas son testigos de un asesinato y él tiene que protegerlas y... en verdad, ¿a quién le importa?

Ja, ja, Tommy Lee Jones entra bragas.

Ja, ja, Tommy Lee Jones patinando torpemente

Ja, ja, Tommy Lee Jones con crema de pepino para arreglarse el cutis y descubrir su parte sensible.

Man of the house es la típica película que se ve con el piloto automático mientras se piensa en las tareas que quedan por hacer y uno se pregunta por qué pierde el tiempo con ella. Se deja ver si no se le exige nada. La hemos visto mil veces explicada de la misma forma y no tiene nada que la haga destacar. Ni la ¿investigación? policial, ni la relación entre el poli y las chicas, que acabarán haciéndose amigos y estableciendo un puente paternofilial, ni la aparición de un secundario negro gracioso (¿qué demonios pinta en la historia el personaje de Cedric The Entertainment y de verdad es divertido este tipo?), no hay nada destacable o interesante en ella. Se ve y se olvida.


¿Y las animadoras? Alegres, ruidosas, cargadas de espíritu y compromiso con el equipo. Hermosas, enamoradizas y responsables. Se intenta diferenciarlas y dotarlas de personalidad (la rebelde, la latina apasionada, la empollona, la líder y la que se enamora de Tommy Lee Jones en una subtrama que no lleva a ninguna parte y da bastante vergüenza), pero, como el resto de la película, no funciona.


Bring in ot, Peyton Reed, 2000


Ojo con ésta. No es solo una de las mejores películas de animadoras si no el inicio de una franquicia que va por su sexta entrega y quizá la más influyente. Bring in ot es el Citizen Kane (1941) del cine de animadoras, el À bout du souffle (1960) del cine con pompones, The Texas Chainsaw Massacre del cine de espíritu deportivo y competiciones de animadoras. Y, además, es una comedia de instituto que funciona la mar de bien y que pese a todo sus peros y algún momento de vergüencita, me encanta. ¿He dicho ya en este sitio que adoro las comedias de instituto?


Y salen Kirsten Dunst y Eliza Dushku y con eso ya...

Sí, los personajes no evolucionan absolutamente nada y se vende el discurso de que con esfuerzo, dedicación y sacrificio todo el mundo puede conseguir lo que se proponga obviando los privilegios que pueda tener un instituto privado de pijos blancos en contraposición a un instituto en barrio pobre con mayoría de alumnos negros. 



Sin embargo la película tampoco se toma muy en serio a sí misma, sabe reírse de su discurso y tiene momentos divertidos como las pruebas para una nueva incorporación, el sosias de Bob Fosse y una absolutamente burbujeante Kirsten Dunst totalmente entregada a su personaje y caminando con seguridad entre la seriedad y la autoparodia. Se nota que detrás está Peyton Reed, director que te puede gustar más o menos, pero tiene mano para la comedia, el ritmo de la escenas y la naturalidad de los actores; una de las cosas que más me gustan de Bring it on es que los actores y actrices, tengan frase o no, siguen actuando, siguen reaccionando a lo que pasa a su alrededor, la importancia de las miradas, los gestos y todo fluye de forma muy natural.

Y es capaz de pasar del momento más cursi y pasteloso a la comedia más burra sin despeinarse y sin renunciar a ninguna de las dos cosas integrándolas en un universo propio.



Y no se ríe de las animadoras y de su esfuerzo físico o el mundo de las competiciones. No es una parodia ni una burla de su mundo si no una comedia ambientada en ese mundo y que juega con los tópicos o clichés que el espectador pueda tener sobre las animadoras para reventarlos, confirmarlos, parodiarlos...


No importa mucho el argumento en esta película. Lo conocemos e imaginamos los pasos, pero a diferencia de Man of the house, hay un buen ritmo, hay una buena dirección de actores, éstos están entregados, es colorista, vital, divertida, cursi, tonta y terriblemente divertida.

Sí, me encanta esta película.

Las cinco secuelas no lo sé. Ya os iré contando...

CONTINUARÁ...

Comentarios

  1. ¡En menudos líos te metes! Y lo que me gusta leerte. Ahora que todo se mira con lupa, que somos todos tan exquisitos, qué alegría verte comentar algo tan, mmm, no sé si llamarlo bizarro u hortera. La última la vi, hasta la tenía en vídeo, aunque no recuerdo absolutamente nada. Lo mejor de este tipo de películas es la autoparodia, el cliché de la animadora siempre me ha caído en gracia, (quizá porque yo sería un "quiero y no puedo"). Un abrazo.

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