¡Vivan los novios! (1970) o cómo eso del posthumor es una cosa muy vieja


¡Vivan los novios!, Luis G. Berlanga, 1970

Por lo que he leído, ¡Vivan los novios! es una de las películas peor consideradas de Berlanga. Cuando se hablad de ella suelen aparecen epítetos como "fallida", "irregular", "menor". De nuevo me pregunto qué película habrán visto esas personas y qué película he visto yo porque para mí ¡Vivan los novios! es una de las piezas mayores de Berlanga y una de las comedias más negras, crueles y despiadadas que he visto; una comedia que no hace ni puñetera gracia.

A primera vista parece que Berlanga y Azcona se tiraron a lo fácil e hicieron una de esas comedias que tanto abundaron a finales de los sesenta y setenta en España de españolito bajito y feo persiguiendo a suecas por las playas. 


Y sí, ¡Vivan los novios! es esto, pero despojando de cualquier tipo de gracia o simpatía hacia su personaje y dejando un retrato triste, patético e inmisericorde de ese tipo de personaje, del género y, por añadidura, un retrato despiadado de la España de desarrollismo franquista cuando se intentó vender un país moderno y abierto, pero que si rascabas un poco seguía siendo un lugar oscuro, hipócrita, pacato, cruel y despiadado.


¡Vivan los novios! es una comedia que no hace gracia y si en algún momento mueve a la risa o a la carcajada, ésta es bronca e incómoda. Lo que mucho años después hicieron Larry David o Ricky Gervais en sus series o películas como Napoleon Dynamite o en España, Carlos Pardial con su Algo muy gordo, lugares donde la risa es incómoda y donde el espectador no sabe si lo que está viendo es una comedia muy seria o un drama muy gracioso, donde las altas cotas de patetismo de los personajes  impiden la risa, Berlanga lo prefigura aquí. Todo es triste, incómodo, patético.


Me encanta, claro.

José Luis López Vázques es un actor que juega en otra liga; inmenso y cargado de matices lleva a su personaje por un amplio abanico de emociones y a un viaje desde el patetismo de su periplo nocturno intentando echar una cana al aire hasta la tristeza de verse atrapado en una vida que no quiere y que no desea. Ve que la vida puede ser y tener belleza y alegría, pero que no le corresponde a él vivir eso. Un viaje por la crueldad (la anécdota de la película es la muerte de la madre del protagonista el mismo día de su boda y cómo esta sigue adelante ignorando su dolor o desesperación). López Vázquez hace un trabajo excelente con una pasmosa naturalidad y una mirada llena de dolor.


Laly Soldevila está maravillosa, una de esas actrices que no tuvo las película que merecía, así como un gigantesco Manuel Alexandre como cuñado amnésico en uno de sus papeles más finos y atinados, solo hay que ver la escena de su traducción simultánea, una de las escenas de declaración amorosa más tristes y patéticas (sé que he dicho mucho esta palabra) que he visto.

 
Aquí Berlanga empieza a jugar con el caos en sus planos secuencias (que llevaría al paroxismo en la trilogía de La escopeta nacional) y demuestra un gran temple y confianza con la cámara.

¿Por qué no gustó en su momento ¡Vivan los novios!? Creo que porque puso un espejo cruel y realista ante una España que se creía moderna y mostró de forma despiadada las costuras de esa España franquista. Además, reventó un subgénero cómico que daba dinero (y que continuó haciéndose y evolucionando hasta la comedia de destape unos años después) quitándole la gracia. Y es una película fea, voluntaria y conscientemente fea. Como la España que retrata.

Amo está película tanto como amo Pretty maids all in a row.
En mi top sin discusión de películas de Berlanga y en mi top de comedias españolas. Ojalá más películas menores y fallidas como ésta, la verdad.










Comentarios

Entradas populares de este blog

Lo más destacado, que no necesariamente lo mejor, de 2022

La noche del terror ciego, Amando de Ossorio, 1972

Licorice pizza, Paul Thomas Anderson, 2021