Pretty Maids all in a row, Roger Vadim, 1970


¿Qué pasa cuando mezclas la turbiedad moral de una novela de Jim Thompson o James M. Cain con la comedia erótica italiana que hacía Adriano Celentano? ¿Qué ocurre cuando se encuentra un guión escrito por el creador de Star Trek con el director de Y Dios creo a la mujer? Y todo filmado en maravilloso Metrocolor, con música de Lalo Schifrin y con un reparto que entiende el juego y disfruta participando en él. Pocas veces ha estado mejor Rock Hudson, más divertida y carnal Angie Dickinson y más irónico y juguetón Telly Savallas.

En un instituto cualquiera un joven está en pleno despertar sexual. Su orientador escolar, y entrenador de futbol americano, decide darle un empujón en su florecimiento y pide a una nueva profesora algo de ayuda. Además, la policía anda husmeando en el instituto porque hay un asesino suelto. Y hay un partido que ganar.


Adoro esa película.
Es vulgar, hortera, irregular, de mal gusto... Todo esto dicho en el buen sentido de cada una de las palabras. Roger Vadim pervierte cualquier tipo de narrativa clásica con un montaje brusco, una narrativa tirando a caótica y un gusto juguetón por despistar al espectador para ofrecer una sátira de trazo brusco sobre despertares sexuales, una pícara película erótica, una parodia del cine de detectives y una radiografía de la parte oscura de finales de los años sesenta cuando se acabo el verano del amor.


La película es profundamente amoral y vista desde la perspectiva actual, profundamente incorrecta (mientras la veía me preguntaba qué les parecería esta película a todos aquellos que encuentran a Friends el summum de la incorrección y la incomodidad).


En una de esas absurdas listas de "las mejores películas de la historia" en la que se invitó a participar no solo a críticos, si no también a directores, Quentin Tarantino la escogió entre sus diez películas más importantes. ¿Por qué hizo esto? ¿Por qué incluir esta película entre El bueno, el feo y el malo, Apocalyse Now o La gran escapada?

Creo que por la misma razón que nombró a The bad new bears (película infantil sobre un terrible equipo de beisbol) o Rolling Thunder (película de acción de los setenta sobre un veterano de guerra); para decir a críticos que otra historia del cine es posible; una donde el trabajo de Sheryl Lee en Twin Peaks: fuego camina conmigo se estudia en las escuelas de interpretación, por ejemplo. Que dentro de los ciento y pico años de historia del cine hay otro tipo de hacer películas, de verlas e interpretarlas que de forma sistemática quedan fuera de los estándares o del temible canon. Y que hay todo un cine ahí a reivindicar.

Como Pretty Maids all in a row.

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