Valley Girl 2020 o el por qué de la comedia estudiantil con baile de graduación incluido

¿Por qué nos gustan unos géneros y se nos atragantan otros? En mi caso, ¿por qué adoro el género negro, pero detesto con simpatía el melodrama? ¿Por qué ante un género que deberíamos odiar nos quedamos embobados y tragamos lo que nos echen por muy malo que sea o vaya en contra de todo nuestro credo cinematográfico? ¿Por qué me gusta tanto la comedia adolescente de institutos interpretada por veinteañeros / treintañeros con final en un baile de graduación? Y no me refiero a relecturas irónicas o a esos mamotretos tan serios como los que perpetraba John Hughes. Hablo de la comedia de la chica popular que necesita aprobar unos exámenes y contrata al raro del instituto, pero luego resulta que está de mojar digipuntura diaria en la cama o de la chica fea hasta que se quita las gafas, el peto y la coleta y es un pivonazon que renunciará a sus sueños por un estúpido amor de verano.

Ponme una tonta trama amorosa, la promesa de un baile de graduación y cuatro frases graciosas y me tienes atrapado toda la película penando qué demonios hago viendo esto.

Que básicamente es lo que pensaba mientras miraba el remake musical de aquella divertida y encantadora cinta de Martha Coolidge de 1983, Valley Girl. ¿Qué demonios hago viendo esto? Pero ahí me tienes hora y medio.

Valley girl, Rachel Lee Goldberg, 2020

Y me lo pasé tan bien con este remake. Una historia de amor entre una chica del valle y un chico de Hollywood con sus diferencia de clase y vestuario. Y los amigos que no lo entienden y la familia que mira mal y...

Y a pesar de jugar en la irritante liga de la falsa nostalgia de los ochenta, de una coreografías que producen vergüenza ajena, de chistes sobre Comodore o lo guay que es Michael Jackson. A pesar de que a diferencia de la película original, que entre sus mayores virtudes era la de hacer un retrato casi documental de la vida nocturna de Los Angeles, de tener una excelente banda sonora y no centrar todo su discurso en la historia de amor si no en una historia de amistad femenina, el artificio de los colores, vestuario y diálogos es la norma, qué bien me lo pasé.

¿Y por qué?

La película no es gran cosa, es el género. Es la comedia romántica con sus clichés y tópicos que tienen algo que me atrapa. Y la película tiene sus cositas. Un discurso final que tira por el realismo que se agradece, el color es vivo y bonito, Jessica Rothe está realmente bien y muy entregada al personaje y a la película lo que se agradece (y me encanta que con sus treinta y tres añazos interprete a una adolescente de diecisiete. La magia del cine). Y es corta, ligera, divertida, no se hace pesada, Alicia Silverston parece que actúa borracha en cada uno de los planos, todos son muy guapos y, no sé, me gusta y ya está.










PS. Y sobre el tema del género musical, es curioso como últimamente solo me gustan los cutre contemporáneos y lo que me aburren los clásicos. Como cambia uno.

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