Temores crecientes de Manuel Dos. Una novela de terror con mucho cine
Hace unos meses Manuel Dos publicó una novela. En su momento quería escribir una reseña, pero apareció la vida, me dio un par de buenas hostias y quedó en un limbo la prometida reseña. En estos días en los que vida sigue corneando, pero tengo más minutos recupero lo poco que escribí y le dedico una entrada a una estupenda novela de terror con mucho cine.
A Manolo Dos se le conoce por las redes como ManoloBangBang por si queréis seguirle y acosarlo como buen fan psicópata de película de los noventa (pinchando en el nombre se va a su imprescindible perfil de Letterboxd).
La novela se llama Temores crecientes y la publica la editorial Minotauro en su colección Laberinto. Es de terror y da miedo (lo que no siempre va de la mano).
Dos amigas inician un juego inspiradas en el cuento de Poe "El hombre de la multitud" y que acabará por conducirlas a un viaje inquietante por caminos muy oscuros. Es una novela de cocción lenta, de construcción de personajes, de inquietud más que de sustos y de atmósfera; la sensación continua que de algo va mal; la conversación más banal e insulsa se transforma en un par de frases en un momento de inquietud y mal rollo. La realidad se fragmenta de forma impreceptible y deja entrar a eso que acecha. Por momentos me recordaba esas escenas cotidianas de David Lynch o William Castle donde solo ves una cena familiar, pero algo se retuerce entre las palabras amables y los gestos complices, algo turbio, malsano, malo.
Estilo ágil, rápido, atmosférico, con sentido del humor (maldad por aquí, maldad por allá) y muy cinematográfico en el mejor sentido en el mejor sentido de la palabra. Manuel Dos le da un valor muy alto a la imagen, al fogonazo que le reverbere en la imaginación del lector, a la plasticidad de unas situaciones, momentos o monstruos que solo existen en palabras sobre papel, pero se adentran en el imaginario del que lee. Se nota y se palpa el amor que Manuel Dos siente por el cine en general y el terror en concreto. Y que ese amor es desprejuiciado y total porque si uno entra en el peligroso juego de buscar referencias y referentes, su terror debe a la vez a Wan como a Fulci como a Carpenter como a Torneaur. A la serie B y el gran presupuesto. A Poltergeist y D'Amato.
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