The Brain from Planet Arous, Nathan H. Juran, 1957

La belleza puede tener muy extrañas formas y una de ellas, y no la más extraña, puede ser la historia de un cerebro del espacio exterior cuya misión en la tierra es zumbarse a la protagonista. Y conquistar el mundo, pero lo primero es tener sexo salvaje con Joyce Medaows mientras ocupa el cuerpo de su prometido. En cuanto puede se abalanza, la lame, la toca y ella está como extrañada porque su prometido siempre había sido más apocado y calmado y no este sátiro que entre te agarro o no te agarro explota aviones y amenaza a militares. Luego descubre que hay un cerebro cachondo y salidísimo dentro de su prometido y las piezas le cuadran.

The brain from Planet Arous es una maravillosa serie B con todos sus problemas y limitaciones, pero también con todo su descaro, caradura y delirio. Solo el circuito de cines de barrio y autocines podía alumbrar un producto como éste y que, además, acabara acumulando cierto culto entre los aficionados. Es barata y de escasos medios, pero los efectos están bien conseguidos y es muy bonita. Y dura poco más de setenta minutos. ¿Para qué más?












Creo que me abrí el blog para tener una excusa para capturar películas como ésta.

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