Five, Arch Oboler, 1951

Mi película de semana santa ha sido un drama apocalíptico con un puñado de personas intentando construir algo parecido a una comunidad después de una guerra atómica. Muy triste, tensa, nórdica (esos primeros planos tan de Bergman), mucho vacío existencial y búsqueda de trascendencia. Estática e inquietante. Las calles vacías, el silencio y el saberse completamente solo.

Rodada con cuatro duros y en la misma casa del director es puro cine independiente y de autor casi antes de que se inventaran estos dos términos. Su falta de medios redunda en la sensación de soledad y vacío. Actores poco conocidos y muy ajustados. No es una película de terror (así la definen en varios sitios) ni juega a la claustrofobia o a la degradación. Su camino va por otro lado; el ser humano y su relación con el entorno y los demás. La soledad, el pasado, la condena a repetir los errores...













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