The Brain That Wouldn't Die, Joseph Green, 1962











Sé que es ver mucho en una película terror de serie B con mucho de explotación (entre otras muchas cosas es una fusilada en toda regla del mito del doctor Frankenstein), muy pocos medios, interpretaciones amateurs y desganadas, escenas que duran siempre demasiado, donde practicamente cada momento y conversación se repite dos veces y monstruo de risa, pero mientras la veía ante mí se desplegaba una reflexión muy interesante, y seguramente involuntaria, sobre la mirada del hombre sobre el cuerpo de la mujer. 

The Brain That Wouldn't Die es la historia de un científico que quiere devolverle el cuerpo a su novia fallecida, y cuya cabeza mantiene vida gracias a la combinación de un montón de cháchara pseudocientífica que no importa a nadie y el típico suero milagroso, y se dedica a visitar locales de bailarinas exóticas de mala muerte y concursos de modelos para buscar el cuerpo perfecto (y que le guste más que el que tenía su novia). Un coleccionista buscando una victima a la que serrar la cabeza para construir a la mujer perfecta.

La película está llena de hombres mirando a mujeres, los científicos, los fotógrafos, los clientes del local de striptease, los propios espectadores... cuerpos femeninos a los que mirar y sondear. Momentos de relleno lleno de cuerpos (el desfile de bikinis) que no aportan nada más que más cuerpos femeninos que el protagonista valora, pondera y con los que se lame los labios. Pura explotación que vista hoy en día adquiere nuevos e inquietantes significados.

The brain that wouldn't die no es una buen película, pero ha sido una experiencia visual estupenda. Las escenas en el local de striptease son fascinantes en su sordidez (acentuada por unas terribles interpretaciones) y son para mí las mejores escenas de la película. Son un antecedente del universo de John Waters (sin su ironía, claro) e incluso del cine independiente americano que inauguró Cassavetes (cámara en mano, improvisación, nerviosismo... y sí, estoy viendo más de lo que hay, pero me encanta verlo).

Comentarios

Entradas populares de este blog

La noche del terror ciego, Amando de Ossorio, 1972

Lo más destacado, que no necesariamente lo mejor, de 2022

Licorice pizza, Paul Thomas Anderson, 2021