Dracula o esta la he visto fijo, pues resulta que no

A todos nos ha pasado empezar a ver una película y a los pocos minutos darnos cuenta que ya la habíamos visto. La última vez que me ocurrió fue con un thriller informático bastante tonto, pero la mar de entretenido; de esos que hechas la tarda tan ricamente y te olvidas al momento. Y sale Ashley Judd lo que siempre está bien. Lo que no me había pasado nunca es empezar a ver una película convencido que era la tercera o cuarta vez que la veía y descubrir lo equivocado que estaba. 

Desde hace unos días que estoy haciendo un mini ciclo de cine de terror clásico. Estoy pasando una temporada atrapado en el cuerpo de una señora victoriana de las de pensar en la reina, sábano de respeto y rápido las sales si por error entra en la cocina y ve a Astrid, la cocinera que tanto nos recomendó Lady Walton, cortándole las cabezas a las codornices que serviremos esta noche en la cena al embajador austrohungaro. No sé dónde quedaron esos tiempos de ver con total indiferencia película ultra gore mientras me comía una pizza o una historia de terror y angustia de las que te dejan el cuerpo malo durante un par de días. Ahora mismo no puedo ver nada de eso. Es empezar algo donde preveo que me angustiaré y fuera, largo, a otra cosa, no quiero. No tengo el cuerpo para pasarlo mal. Son etapas que dicen, pero ésta está durando bastante. Total, que si quiero ver terror me pongo películas clásicas de la Universal o de la Hammer o series B de los cincuenta y veo al mosntruo saliendo de la oscuridasd y chicas guapas chillando y colores bonitos y me siento en casa. 

Así que estos días decidí volver a ver la versión de Dracula que en 1958 produjo la Hammer. Ya sabéis, la clásica. La de Christopher Lee, Peter Cushing, señoras descamisadas, Terence Fisher dirigiendo y un Technicolor maravilloso.

Mi sorpresa fue descubrir que no la había visto nunca. Recordaba haberla visto, de verdad, pero la llegada del soso Harker al castillo, la aparición de Dracula, Van Helsing saltando por las tumbas, etc. Nada de eso lo había visto. Sí, tenía recuerdos y la sensación, pero no lo había visto. Imagino que haber leído tanto sobre la película, haber visto fotos, alguna de las continuaciones (vamos, creo que las he visto... ahora ya no estoy tan seguro) me llevaron a la convicción de que la había visto... pero no. Resulta que no. 

Ya está. No tengo más de lo que habar. Creía haber visto una película y resulta que no. Ahora no voy a hacer una reseña de Dracula porque no sé qué demonios podría añadir a todo lo que se ha dicho de la película de Fisher. Me encanta ese conde activo, resolutivo, de movimiento enérgicos y rápidos alejado de la casi melifluidad de algunos otros o esa lentitud que quiere provocar inquietud. El color, como ya he dicho, es precioso. La película, corta, directa y terriblemente entretenida. Y me siento idiota reseñando una película de que se ha escrito tanto y tan bien. Si no la habéis visto, vedla. Si la habéis visto, vedla otra vez. Por si acaso.








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