This gun is for hire, Frank Tuttle, 1942

 









W. R. Burnett adapta un cuento de Graham Greene.

Una cinta de género negro con elementos de terror gótico y, en algún punto, rozando la iconografía de la ciencia ficción atómica que aparecería unos diez años después. Un asesino a sueldo cargado de traumas y amante de los gatos, un secuaz con fobia a la violencia física con un chófer sádico al que le encanta compartir sus ideas para infligir dolor, una caza del hombre y unas motivaciones que impulsan la historia que importan tan poco como qué hay en el maletín en Kiss me Deadly (Robert Aldrich, 1955) o quién mató al chófer en The Big Sleep (Howard Hawks, 1946). Porque en la cinta hay atmósfera, elementos discordantes, oscuridad y una socarronería en los personajes secundarios (ese mandamás de empresa en silla de ruedas, por ejemplo) que veremos una y otra vez en el cine de los Coen, por ejemplo.

Y Veronica Lake como cabaretera con una enorme empatía que acaba estableciendo una extraña y torcida amistad con el asesino a sueldo. Y sí, vale, era una actriz muy limitada, pero ¿qué demonios importa? ¿La habéis visto?


No hablo del pelo, ni los pómulos, ni ese ligero rictus irónico cuando habla con los hombres. Era, y es, puro icono. Trasciende esas categorías de buena o mala actriz para hacerse cine y erigirse en tótem. Cuando de compañeros de reparto más respetados y con más premios hoy en día pocos se acuerdan, ella se mantiene como he dicho antes, puro icono.


Compañeros de reparto que se burlaban de ella, directores y guionistas que la culpaban de que las películas fuera un fracaso, críticas durísimas... si era mal, si era tonta, si era borde. Y, a lo mejor lo era, no lo sé, no la conocí, pero ante una cámara, devoraba. Y aquí sigue en multitud de páginas homenajes en instagram, galerías de diferentes redes sociales, ejemplo de glamour y todos esos etcéteras. El cine también es esta fuerza icónica de actores y actrices más allá de habilidades a la hora de interpretar tal o pascual personaje. Como Lana Turner, Kim Novak, Gary Cooper, Jim Brown o Carmen Sevilla. Seres totémicos. Eso tan manido de "la cámara te quiere". Presencia pura. Puro cine.

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