Lo más destacado del 2020. Parte 2

 Peppermint Frappé, Carlos Saura, 1967


La otra película del año. Inmensa en su radiografía de una España reprimida y de la masculinidad frágil y tóxica. Moderna, irónica, perversa y con un enorme José Luis López Vázquez demostrando ser uno de los mejores actores de la historia.

Un, dos, tres... al escondite inglés, Iván Zulueta, 1970


Porque el cine también es locura, espíritu lúdico, pop, alegría y color.
Patty Shepard, diosa.

White dog, Samuel Fuller, 1982


Concisa, dura, y profundamente emocional. Los productores querían un Tiburón en forma de perro; Fuller les dio una fábula social tristísima. Pero es que Samuel Fuller iba a la suya.

Mi tío Jacinto, Ladislao Vadja, 1956


La dignidad de los pobres y un canto a la mentira y la fantasía como el motor que nos hace levantarnos otro día en un mundo de mierda. Es un puto poema y una obra maestra inmensa que no nos merecemos. He dicho. Lo que hace Antonio Vico es de otro mundo.

The story of Temple Drake, Stephen Roberts, 1933


Los primeros 55 minutos son maravillosos, especialmente todo lo que acontece en la casa con los contrabandistas; suciedad física y moral, violencia, crueldad... Y una gran belleza visual con el uso de las sombras, elipsis, etc. No era fácil adaptar Santuario de Faulkner, pero lo hicieron conservando parte de su perversa depravación humana. Dos años después esta película no se hubiera podido hacer.

Girl Asleep, Rosemary Myers, 2015


Es curioso, no es una de las películas que más me hayan gustado el año, pero sí una de las que más recuerdo. Algo tendrá que ha conectado conmigo. Será el formato cuadrado, que empiece como una imitación de la simetría de Wes Anderson, pero acabe como un cómic de Neil Gaimen y Dave McKean, será que Bethany Whitmore lo hace realmente bien, será el acento australiano...

Black Dynamite, Scott Sanders, 2009


Una de las mejores parodias que se han hecho. La textura, los colores, el tono de los actores, los encuadres y desencuadres, los diálogos... es la perfección echa parodia. La amo mucho por lo mucho que me divierte.

Los dinamiteros, Juan García Atienza, 1964


Tres jubilados que recuperan la alegría y las ganas de vivir gracias al crimen. De las más grandes y desconocidas comedias españolas. 

Aquarius, Michele Soavi, 1987


Este año he visto muy poco cine de terror. No sé si la situación tan rara en la que vivimos me hace buscar otro tipo de experiencias, si estoy digievolucionando en señorita victoriana o si tener una criatura de cuatro años revoloteando por casa me hace ser más prudente con lo que veo, el caso es que puedo contar con una mano las películas de este género que he visto. Entre ellas, Aquarius. Preciosa. Un slasher realmente bello. Y que esté ambientado en el mundo del teatro hace que me guste mucho más.

Unpregnant, Rachel Goldenberg, 2020


Mi película juvenil del año. Un viaje por carretera para abortar reconecta a dos amigas. Las elecciones, los miedos, la presión... sin moralinas ni hipocresía. Haley Lu Richardson es un puñetero milagro.

Dorian Gray (1970) / Cosa avete fatto a Solange? (1972) / La polizia chiede aiuto (1974)




Uno de los nombres del año es el de Massimo Dallamano. Hasta este 2020 ni conocía su nombre, pero desde este 2020 se convierte en un imprescindible gracias a tres muy buenas y muy bonitas películas. Giallo y Oscar Wilde. Subgénero "vigila tus hijas", explotación, estética de la muerte, vulgaridad y elegancia en el mismo plano, etc. 

Electra glide in blue, James William Guercio, 1973


Un tipo sin experiencia en el mundo del cine decide un buen día hacer una película. Rueda una epopeya sobre los falsos reflejos de la masculinidad; una demoledora destrucción del arquetipo del macho, una preciosidad visual y sensitiva, recoge sus cosas y no vuelve a hacer cine nunca más. Electra glide in blue es uno de esos regalos maravillosos que de vez en cuando nos hace el cine.

A sangre fría, Juan Bosch, 1959


El típico atraco sencillo que sale mal. Vibrante ejemplo de cine negro que se hizo en España en los años 50 con pocos medios, mucha inventiva y demasiados encontronazos con la censura. Arturo Fernández está muy bien como cruel cerebro de la operación.

La gata, Margarita Aleixandre, 1956


Aurora Bautista y Jorge Mistral se dedican a incendiar los campos andaluces a base de miradas, arrumacos y porque, joder, están los dos insultantemente guapos y sexuales.

Embrujo, Carlos Serrano de Osma, 1948


Y en 1948 un tipo dinamita el correcto y académico cine español de la época en general (con excepciones como Rafael Gil o Edgar Neville) y el subgénero folclórico en particular a base de fundidos, encadenados y conectar con el surrealismo anterior a la guerra civil. Nuestra Ha nacido una estrella es esta historia de amor loco entre Manolo Caracol y Lola Flores.

He walked by night, Alfred L. Werker y Anthony Mann, 1948


Lo que empieza como una película propagandística sobre lo guay que es la policía de Los Angeles se acaba convirtiendo en una vibrante y fascinante caza del hombre llena de oscuridad (física y moral) y violencia.

Nigthmare Alley, Edmund Goulding, 1947


Ferias de monstruos y timadores. Mucha turbiedad moral y un Tyrone Power que nunca estuvo mejor que en este descenso a los infiernos morales.

La venganza, Juan Antonio Bardem, 1958


Cine social y de denuncia disfrazado de melodrama. Los campos quemados por el sol, el rostro de los trabajadores, las canciones y las rencillas. Y Carmen Sevilla. Loada sea.

Muerte de un burocrata, Tomás Gutiérrez Alea, 1966


El encuentro entre Kafka, Laurel y Hardy y el Caribe. Sátira sobre la burocratización absurda de la vida y de un pobre tipo atrapado en un sistema que lo consume y lo agota.

Dames, Ray Enright, 1934


La parte de comedia es más o menos divertida según el día que tengas; la parte musical es la habitual exhuberancia de los número de Busby Berkeley. Todo es previsible, divertido y agradable. Pero si tienens a Joan Blondell como cabeza de cartel es tu obligación sacarla desde el minuto uno hasta el noventa y no dejarla como casi como una invitación especial. Cada vez que sale ilumina y levanta la película.

Spontaneus, Brian Duffield, 2020


La otra comedia adolescente del año. Explosiones espontáneas como metáfora sobre lo jodida que es la adolescencia. 

The tales of Hoffman, Powell y Pressburger, 1951


Adaptación de la ópera de Offenbach. Tiene muchas cosas que me encantan, pero una d las que más es como prefigura el universo felliniano con todas esas imposibles fiestas llenas de imposibles invitados.

Lo sceicco bianco, Federico Fellini, 1952


La fantasía nos salva y nos condena.
Alberto Sordi debería considerarse patrimonio inmaterial de la humanidad. 

The cat and the canary, Paul Leni, 1927 y The cat and the canary, Elliot Nugent, 1939



El remake como arte y puerta para ampliar universos. La misma obra teatral da dos películas muy distintas (una más orientada al terror y el misterio, la otra más hacia la comedia sofisticada), pero ambas maravillosas.

Satan's cheerleaders, Greydon Clark, 1977


Es tan mala como divertida, y tan divertida como aburrida. Al mismo momento. Será que 2020 es un año muy raro, pero le he pillado un cariño especial a esta tontería. 

Rosalie Blum, Julien Rappenaeu, 2015


La frase "comedia francesa contemporánea" puede provocar pesadillas. Hay excepciones. Rosalie Blum es una de ellas. Es una comedia cercana, íntima y tristísima sobre tres personajes perdidos.

Wind river, Taylor Sheridan, 2017


Creo que de los más interesantes del cine contemporáneo es el género negro y criminal. Wind river es sólida, triste y acerada. Acaba siendo una reflexión sobre el profundísimo dolor y el abismo de terror que supone ser padre.

Valley girl, Rachel Lee Goldberg, 2020


Me había gustado mucho, pero en estos momentos el musical se me atraganta. Solo aguanto una película de ese género si a) está ambientado en el mundo del teatro y b) es una tontería contemporánea con coreografías que dan vergüenza. Valley girl pertenece a la segunda categoría y es tan tonta, pero tan colorista y desenfadada y treintañeros hacen de adolescentes y Alicia Silverston parece que actúa borracha siempre que sale, es corta y te divierte y consigue hacer olvidar que fuera, en la calle, el mundo es frío, cruel e injusto.

La cabina, Antonio Mercero, 1972


Una de las mejores películas terror que se han rodado en España. Un hombre atrapado en una cabina ante la indiferencia general. En su momento era una metáfora sobre el franquismo, pero la idea base es tan fuerte que permite lecturas contemporáneas y las permitirá en el futuro.

Y hasta aquí. Ha quedado largo. Dejo películas en el tintero porque ha sido un buen año en el aparato cinematográfico, pero es suficiente. Todo esto ya esta visto y se queda en el 2020. Ahora toca encarar un nuevo año y profundizar en el arte del remake, visitar secuelas que nunca se debieron hacer, abrirme a otros países y cinematografías, explorar más y mejor el género negro y la comedia, atreverme con el melodrama (que va a ser que no) y lo que vaya saliendo.

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