Veranos franceses. Été 85 y L'estiu circular

Uno de los temas que menos me interesa ver (o leer) es el despertar sexual / amoroso de un adolescente. Esas historias ambientadas en verano sobre un adolescente que abre los sentidos al sexo con una vecina / una amiga de su hermana / un primer amor me suelen aburrir. La mirada inocente, los nuevos placeres, los largos primeros planos de labios que se buscan, paseos en la playa, angustias y acaban en la melancolía o un estallido de violencia. No me interesa en el tema y suelo huir de estas películas. 

Así que cuando en el cine de la ciudad anunciaron que próximamente pondrían Éte 85 de François Ozon y que iba sobre un amor de verano / despertar sexual mi primera reacción fue la de olvidarme de esa película. Pero salieron críticas de gente en la que confío, se hablaba de Rohmer y Patricia Highsmith y, la verdad, puedes confiar que Ozon te explique de forma diferente las mismas historias. Además, hacía casi un año que no iba al cine (entre virus y tonterías programadas).


La película narra un primer amor entre Alexis, narrador y mirada de casi toda la película, y David. Una historia de descubrimiento emocional y sensorial que desde el primer minuto queda marcado por la palabra crimen y muerte. Empieza desde los primeros compases un juego de capas, narración, puntos de vista poco fiables, invención, fantasía, etc. donde Alexis nos explica una historia de amor, o la invención de una historia de amor, la idealización de una historia de amor, y el crimen que acabó con este amor o si hubo crimen o para quién. Alexis explica en una historia que esta escribiendo, los adultos interpretan ese escrito y lo cuestionan, como lo acaba cuestionando el espectador... un juego de capas y narraciones que, a diferencia de la perversa y divertidísima Dans la maison (2012), no acaba de funcionar del todo. 

Mi experiencia fue la de una continua frustración entre lo que creía que Ozon me quería explicar y lo que estaba viendo. El juego ambiguo de la película acaba perdiéndose por la fascinación que creo acaba sintiendo la cámara por la juventud y belleza de sus protagonistas y porque, seguramente sin querer, acaba cayendo en esta falsa nostalgia tan de moda en los últimos años por los años ochenta. No abusa, cierto, pero una canción, la luz y el color, la sensación de paraíso... Además, hay algún cambio de tono (el momento de la morgue) que no casa bien con el resto de la película. Se insinúa la invención, la aparición de la novela en la narración de Alexis, pero lo dicho antes, no acaba de funcionar porque creo que la película no acepta del todo su propio juego ambiguo y de capas narrativas.


Ojo, la película me gustó. Me suele gustar todo lo que veo de Ozon y su manera de transformar las historias en reflexiones sobre los mecanismos de la memoria, la mentira y la ficción. Tiene momento de ambigüedad muy bonitos, los actores están bien (destaco la aparición de la excelente actriz y mejor cómica Isabelle Nanty) y tiene ese aire de la indolencia del verano, la playa y los ruidos de la feria.

Y fue bonito que en el mismo momento en que fui a ver Éte 85 estuviera leyendo L'estiu circular de Marion Brunet. 

Una historia veraniega de descubrimiento, mentiras, juegos ambiguos, narradores poco fiables, mentiras, canciones y el ruido de la feria. Una adolescente se queda embarazada y se niega a decir quién es el padre. Esto desencadena durante un caluroso verano un juego de mentiras y sospechas que van caldeando el ambiente. El racismo, el clasismo, la desconfianza por el otro, el deseo, etc. 

La novela está realmente bien; escrita de una forma muy ágil y rápida, consigue crear unos personajes y una situación muy creíbles con mimbres que hemos leído (y visto) en otras ocasiones. Se agradece mucho que no juegue a la sorpresa ni al quiebro dramático; el lector intuye qué va a pasar y parte de la gracia es esa intuición de la tragedia y que no hay forma de pararla. Lo mejor es el retrato de las noches de verano; el calor, el ruido, las conversaciones hasta las tantas, el deseo que no llega a materializarse... Y las luchas de poder que se establece en la propia familia, entre hermanas o en el grupo de amigos.

Mientras la leía, costaba muy poco imaginar que era una película de François Ozon; era fácil visualizar los juegos narrativos del director, su mirada ante los cuerpos y su forma de capturar la inquietante belleza de los adolescentes.

Es genial encontrarte en el mismo momento ante dos obras en dos medios distintos, pero que comparte un mismo lenguaje y una misa mirada. Más idealista en un caso, más cruda en otro, pero los temas son los mismos y la forma de acercarse a ellos, el juego, es parecido. Été 85 y L'estiu circular se alimentaron y complementaron y ambas crecieron en lecturas y juego permitiendo un mayor disfrute de ambas.

Comentarios

  1. A mí, en cambio, este tema me apasiona; justo acabo de leer una novela de este tipo (otra francesa: "Vestidas de corto", de Marie Gauthier). Tengo muchas ganas de leer la novela que recomiendas. Y, sí, hace gracia cuando se dan estas coincidencias entre las obras que se cruzan por nuestro camino.

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    1. Como en tantas cosas, diferimos. Ya sabes que el realismo me cuesta y estos temas adolescentes de descubrimiento del sexo... ufff... La novela creo que te gustará. Pilla ideas del thriller y las lleva a un verano de muchos silencios y secretos. Ya me dirás qué te ha parecido.

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    2. Sí, la leeré, que además últimamente ando muy francesa. ¡Gracias!

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