Hoy es mi cumple y estas son algunas de mis películas

Hoy es mi cumple.

Y para conmemorar tan significativa fecha he decidido hacer una entrada especial con tantas películas importantes como años tengo. No son mis películas favoritas (algunas sí), ni todas me gustan (aunque muchas sí), pero todas y cada una han sido importantes en mi vida por algún motivo. Para bien o para mal me han formado como espectador de cine (odio la palabra cinéfilo) y junto a la música, los libros, el teatro, la masturbación compulsiva, la profanación de tumbas, el coleccionismo de uñas con cara de famosos han formado a la persona (o ente) que escribe esto.

No están ni por orden de importancia ni por gusto; están tal como se me han ido ocurriendo. Me dejo muchas, pero esto es lo que hay.

King Kong, Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper, 1933


El origen de todo. Durante años, el rey Kong fue al único dios al que recé. La tenía en una cinta de Beta y la vi muchísimas veces. Para mí era la culminación de la obra humana. Bethoveen, Miguel Ángel, Virginia Woolf, todos ellos allanaron el camino para la verdadera Obra Maestra Definitiva y ser dignos de contemplar la belleza que supone ver a un mono gigante romper las mandíbulas de un dinosaurio.

Casablanca, Michael Curtiz, 1942


Entre los diez y los trece años quería ser Humphrey Bogart y ser un tipo duro, cínico, algo sentimental, pero sin demostrarlo, al que la lluvia no moja la gabardina y de forma chulesca deja que la chica se vaya con otro por algo de valores más elevados. Quería ser Bogart, pero sabía que en una situación con nazis me me acercaría más a un sudoroso y nervioso Peter Lorre.

Brief encounter, David Lean, 1945


Me obsesioné mucho con los ojos de Celia Johnson, la mano en el hombro y el aire de tragedia cotidiana. Desde el primer momento odié la escena del amigo y el apartamento (¡no se puede romper el punto de vista!) y por ese odio aprendía más cosas de estructura narrativa que en libros o en la universidad.

Atraco a las 3, José María Forqué, 1961


Daría el brazo de un desconocido por escribir una comedia como la que se marcaron Pedro Masó y Vicente Coello. Para mí, la perfección cinematográfica es esto y lo demás son zarandajas.

Magnolia, Paul Thomas Anderson, 1999


El hostión emocional que me dio Magnolia fue tan fuerte, intenso y doloroso que aún no me he recuperado de él. En un momento muy concreto de mi vida removió tantísimas cosas a las que no quería enfrentarme que hundió y a la vez me salvó. Que es lo que les pasa a tanto personaje perdido. Y esa sonrisa, esa puta sonrisa que no podía quitarme de la cabeza.

Shaun of the dead, Edgar Wright, 2004


Otra comedia por la que daría el otro brazo del mismo desconocido. Estos tipos hablaban mi idioma y me dieron una película que era yo. ¿Dice algo bueno de mí esto?

Out of the past, Jacques Tourneaur, 1947


Si no podía ser Bogart, sería Mitchum.
Tampoco salió bien.
 Para mí Out of the past es otra muestra de perfección cinematográfica y una de las culminaciones de la que quizá es la figura del cine que más amo (o una de ellas), la femme fatale. Jane Greer construye una de las más perversas, manipuladoras y mentirosas mujer fatal que ha salido en una pantalla. Y la amamos por eso, claro.

No profanéis el sueño de los muertos, Jorge Grau, 1974


La grandeza de la explotación, el ambiente enrarecido y pesimista, muertos vivientes absolutamente icónicos, un final desesperanzado y, encima, sale Cristina Galbó.

Top Hat, Mark Sandrich, 1935


Si no podía ser Bogart o Mitchum, sería Fred Astaire.
Tampoco lo fui, claro. De chico las películas de Fred Astaire y Ginger Rogers (menos The story of Vernon and Irene Castle que era un rollo) era uno de los universos donde quería vivir.

Arrebato, Iván Zulueta, 1979


Arrebato es un milagro. Un portal a otra dimensión y a una concepción de hacer, y ver, cine totalmente nueva y ajena al tiempo. No se ha vuelto a repetir nada así en el cine español. Y fue una bofetada cuando la vi de adolescente. Esto era otra cosa. Arrebato era algo más que cine.

Et mourir du plaisir, Roger Vadim, 1960


Uno de mis últimos arrebatos cinematográficos. Una película en cuya belleza me pierdo. Si algún día escribo esa otra historia del cine, Et mourir du plaisir estará en los primeros puestos. Una joya del fantástico europeo que se debería conocer y ver más.

Sheena, John Guillermin, 1984


Tengo un recuerdo, seguramente falso, de entrar en un cine cuando era pequeño, ver aTanya Roberts cabalgando una cebra y sentir algo dentro que me cambió para siempre. Mi despertar sexual lo sitúo aquí. En esa imagen. Ya tenéis una información que ni queríais ni necesitábais.

I soliti ignoti, Mario Monicelli, 1958


La comedia italiana como concepto universal y, sobre todo, estos pobres ladrones como ventana abierta a ese absurdo cotidiano que nunca he abandonado. 
Y sale Claudia Cardinale.

The other guys, Adam McKay, 2010


Estábamos viendo esta película cuando A. rompió aguas y a las pocas horas nació Alejandra. Así que para mí, y sin que él lo sepa, Will Ferrell es uno de los padrinos de mi hija.

Jurassic Park 3, Joe Johnston, 2001


Estaba pasando una etapa muy estúpida de mi vida. Ya sabéis, esa etapa extraña que se pasa en la que uno empieza consumir cine iraní, independientes americanos y decir cosas como que Goddard es la polla y que no es aburrimiento, si no asomarse a la vacuidad del espíritu. Pero un días por desesperación mi buen, pero insufrible amigo Jordi y yo entramos a ver una de dinosauros que persiguen a familias americanas y el gozo ante tal mierda fue tal que no volvimos a ser los mismos. A partir de ese momento empezamos a disfrutar de verdad del cine en toda su extensión desde lo artístico hasta lo vendido y el primer hilo del que tirar y llevarnos a un viaje por la acción, el slasher, la explotación italiana, la comedia burra y no volver a ver una película iraní jamás.

Memorias del subdesarrollo, Tomás Gutierrez Alea, 1968


La conexión cubana.
La amalgama de ficción, documental, conferencia, comedia, sátira, drama existencial me hizo pensar que hoy en día hacemos muy poquito con todas las posibilidades que ofrece el cine. O que no miro en la dirección correcta, seguramente. Las patéticas desventuras de un burgués desclasado en los años posteriores de la Revolución siguen estando vigentes. El marco es otro, pero la apatía viene a ser la misma.

Titanic, John Cameron, 1997


Una de las peores experiencias que he vivido en un cine fue ver esta apoteosis fecal que perpetró Cameron. La sensación palpable y vívida que estaba perdiendo unos minutos de mi vida muy valiosos que podría haber dedicado a meterme agujas de tejer por la nariz. Muy pocas veces he salido más enfadado y con ganas de incendiar el mundo como al salir. ¿Es lo peor que he visto? Seguramente, no, pero es lo peor que creo haber visto. Es pensar en ella y ponerme de muy mala hostia.


El embrujo de Shangai, Fernando Trueba, 2002


Mi otra experiencia agónica en el cine. Pilla una grandísima novela, la adaptas de la peor forma posible con los peores actores dirigidos por un ficus con aires de divo, le metes un final de mierda que provoque vergüenza y te obligue a dejar de dirigir películas y a pedir disculpas públicas mientras te arrancas con una cuchara los testículos y todo esto sería una obra maestra comparada con lo que nos dio Fernando Trueba. La única película de la que he tenido ganas de salir a los dos minutos de empezar (y de la que no me fui porque iba con mi amigo Jordi y pensaba que quizá a él le gustaba, pero no también le parecía una mierda y no me dijo nada porque a lo mejor a mí me gustaba y así, como dos gilipollas, vimos una película que nos escupía en la cara por respeto al otro). 

Esta película fue la responsable que durante muchos años me alejara de cualquier cosa que sonara a cine español. Y más si pasaba en la posguerra o salía Ariadna Gil.

Friday the 13th Part VI, Tom McLoughlin, 1986


Más que la película o la saga es Jason Voorhes como concepto e icono. Las películas suelen ser una mierda más o menos divertida, pero su presencia machacando a idiotas con todo tipo de objetos tiene algo de hermoso y romántico. Se puede encontrar belleza en todas partes y una de ellas es ver a Jason arrancar un brazo en un bosque.

8 1/2, Federico Fellini, 1963


8 1/2 es otra cosa. Es algo más que cine o arte o lo que quieras. Se escapa a definiciones. Es como la Novena de Beethoven, el disco Superfly de Curtis Mayfield o El Quijote. Está por encima de prácticamente todo y cualquier cosa que se compare con ella quedará como algo ridículo. Es inabarcable e infinita.

Detention, Joseph, Khan, 2011


Amo esta película con cada una de mis absurdas y fluctuantes moléculas. Empieza como un slasher para ser ciencia ficción para ser comedia de instituto para acabar siendo una demoledora sátira de la nostalgia y sus trampas. Reinterpreta gags de Mel Brooks, hace de lo meta un arte y su parodia y alcanza cotas de alta comedia garrula. La amo y la defenderé siempre. Mierda, ahora quiero volverla a ver.

Conte de printemps, Eric Rohmer, 1990


Otras películas de Rohmer me pueden gustar más, pero a este cuento le tengo especial cariño porque fue lo primero que vi de él (en una emisión de madrugada en La 2) y porque me hace mucha gracias ver a unos intelectuales hablar tanto y de todo para no decir absolutamente nada y tejer una maravillosa red de malentendidos. A partir de aquí, rohmeriano para siempre.

Los bingueros, Mariano Ozores, 1979


Los bingueros es explotación, video club, cine quinqui, erotismo italiano, comedia gruesa de Jaimito, falsas segundas partes, terror cutre, infancia sin nostalgia.

The faboulous Baker Boys, Steve Kloves, 1989


Ya que no podía ser ni Bogart, ni Mitchum, ni Astaire, sería Jeff Bridges en The faboulous Baker Boys. ¿Pero a quién quiero engañar? La verdadera razón por la que vi una docena de veces esta película fue por mi verdadero amor cinematográfico, Michelle Pfeiffer. 

The Hanging Tree, Delmer Davis, 1959


Mi western. La opresión de los espacios abiertos. La codicia y el fanatismo. La redención. Un Gary Cooper convertido en tótem y mito. Muy pocas veces se ha visto una película del oeste tan bonita como ésta.

Mädchen in Uniform, Leontine Sagan, 1931


Es hermosísima y triste y se puede ver una y otra vez sin sonido solo por la fuerza de sus imágenes. Y me abrió las puertas a los años treinta.

Audition, Takeshi Miike, 1999


Es la única película que me ha hecho pararla por la angustia que estaba sintiendo. El horror extremo de Miike con su perversa estructura para que el espectador se confunda, relaje y aburra y luego golpearlo sin piedad y arrastrarlo a una pesadilla.

It's a wonderful life, Frank Capra, 1946


Esta película me supera. Pulsa no se qué cuerdas emocionales y siempre que la he visto (y son unas cuantas veces) acabo convertido en un puñetero amasijo de carne gimoteante, lloroso y lleno de mocos que se emociona porque un puto ángel consigue unas alas, por que Dona Reed cuelga unos carteles en una vieja casa, por el puñetero pomo o por toda esa mierda que suelta James Steward de la luna, el lazo y la madre que los pario a todos. Odio y amo esta película por partes iguales.

Il sorpaso, Dino Risi, 1962


Por películas como ésta hay que adorar el cine italiano. La mezcla de tonos, el ambiente agobiante y casi kafkiano, la vitalidad y alegría de vivir, la sonrisa que se congela y un Vitorio Gassman arrollador.

La noche del terror ciego, Amando de Ossorio, 1972


Zombis templarios, una abadía abandonada y un decorador de interiores como héroe improbable. ¿Cómo no me iba a reconciliar esta película con el cine español?

McKenna's gold, J. Lee Thompson, 1969


El otro western de mi vida, solo que éste lo viví como una película de terror. Una de las mayores pesadillas de mi niñez me la dio esta película y el retumbar de los caballos en el cañón.

The legend of hell house, John Hough, 1970


Solo la he visto una vez y me gustó tanto que no he querido verla de nuevo. Ni por Pamela Franklin.

El ángel exterminador, Luis Buñuel, 1962


El humor cabrón, lo inexplicable y lo absurdo, el ser humano degenerado hasta casi la animalidad, la suciedad... Buñuel sigue siendo una revelación y, como unos pocos elegidos, en inabarcable e infinito.

Jason and the argonauts, Don Chaffey, 1963


Ni guerras en las galaxias ni indianas jones que valgan, mi infancia eran las películas de espadeo, piratas, aventuras con pelirrojas descaradas y Harry Harryhausen.

Gold Diggers of 1933, Mervyn Le Roy, 1933


Una de las muestras más puras de la felicidad.

Wild at heart, David Lynch, 1990


En plena adolescencia entró en mi vida David Lynch por medio de Twin Peaks y se convirtió en una droga muy dura. Lo vi todo varias veces, pero con Wild at heart entré en un bucle muy extraño del que me costó salir. Me obsesioné con esta historia de amor, con las imágenes y la música, con los personajes y quise dar una pierna del mismo desconocido para escribir una cosa así y salir indemne.

Revenge, Coralie Forgeat, 2018


La sublimación de un género por medio de la estética y la sangre. A las acusaciones de que es no es una película realista, les contesto que, efectivamente, no lo es. Es una fantasía de muerte, sangre y resurrección; de ajustes de cuentas con el patriarcado. Y esos pendientes, por favor.

Laura, Otto Preminger, 1944


Gene Tierney.
Quiero decir, Gene Tierney. Gene Tierney.
O sea, Gene Tierney.

Sullivan's Travel, Preston Sturges, 1941


La vi en el difunto cine Mèlies de Barcelona y salí tan emocionado por este viaje por la importancia de la comedia como último refugio que a las tantas de la noche llamé a un amigo para explicarle que la había visto y que no me podía creer lo que había visto.
Y sale Veronica Lake vestida de chico.

Chi trova un'amico, trova un tesoro, Sergio Corbucci, 1981


En aquellos años de video club, Bud Spender y Terence Hill era una religión. Y sí, su humor basado en la sal gruesa, los estereotipos, las bofetadas y la soez ha sido, y es, una de mis mayores influencias.

The dead, John Huston, 1987


Lo que he dicho de 8 1/2, lo digo de The Dead. Esta película es un milagro. John Huston no solo destila la esencia de su cine, si no del cine como Arte para hacer una pequeña pieza de orfebrería donde está todo. Si viniera un extraterrestre y preguntara qué es el ser humano en su esencia, solo sería necesario ponerle esta película. Esto somos, en su pequeña grandeza, miseria y sueños rotos.

Pandora's box, G. W. Pabst, 1929


No conseguía entrar en el lenguaje del cine mudo hasta que no me topé con Louise Brooks y me quedé para siempre. Sí, ella lo tuvo todo que ver.

La nuit americaine, François Truffaut, 1973


Para acabar, por cliché que sea mi película sobre cine favorita. Truffaut hizo algo tan dificil como una película sobre nada que como en los cuentos de Chéjov, pasa todo. Jamás se ha rodado un rodaje igual. Y es terriblemente divertida.

Comentarios

  1. Coincidimos en algunas, la mayoría no las he visto y eso me hace pensar dos cosas: que soy muy mayor y qué coño he hecho con mi vida ^^ Desmembrar desconocidos como diría Sanchidrián "es lo que le da calidad", un abrazo inmenso

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  2. Felicidades (otra vez) por tu cumpleaños y gracias por compartir este recorrido con nosotros. Me gusta que no sean por fuerza tus películas favoritas, sino las más importantes, por un motivo u otro; me parece una precisión muy oportuna. Y, aunque no he visto la mayoría, en todas te reconozco, me ha gustado mucho cómo te has explicado.

    Me guardo la lista para cuando decida dejar de ser una inculta en materia de cine. Ah, me ha encantado la anécdota del nacimiento de tu hija.

    P. D. El próximo tienes que hacerlo de libros (y quizá te copio la idea).

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