Sobre cómo ver The Shinning te lleva a Jason Voorhes

Nota: esta entrada la publiqué hace unos años en el hibernado blog Mil matices de gris. La rescato y amplio para Algo más que películas de monstruos porque me sigue haciendo gracia.

No recuerdo dónde leí que cuando Kubrick y su director artístico planificaron The Shining decidieron que la arquitectura del hotel fuera extraña, diferente, ilógica. Puertas que se abren hacia lugares donde no debería haber una habitación, pasillos que giran hacia donde no deberían girar, etc. Esto era para que el espectador de forma inconsciente sintiera que algo en ese hotel no funcionaba (a parte de los ascensores, claro), que había algo que estaba mal sin necesidad de explicar que algo en ese hotel estaba mal. La sensación, el horror. Es una de esas muestra de genio de Kubrick y cómo el cine puede ser un arte exquisitamente sutil.

Aunque no soy muy fan de The Shinning en particular y de Kubrick en general (hay una gran respeto, pero no consigo emocionarme con la mayor parte de su filmografía, no siento esa conexión que arrebate), sí me fascina desde el punto de vista técnico, lógico y frío. Es una solución narrativa maravillosa, este tipo de momentos y hallazgos me gustan más y acabo engorilando cuando viendo algo me topo con el mismo efecto, pero sin haberlo pretendido. Pura obra del caos, el azar y la impotencia. Me explico.

Vi Friday the 13th part VIII. Jason takes Manhattan y hubo un momento en que me encontré sintiendo casi lo mismo que lo que sentí cuando vi por primera vez The Shining. Para los pocos que no hayan visto una de las partes más justamente infravaloradas y ridiculizadas de la serie, pero con sus cositas de interés y diversión, la peli va de un bolo que el bueno de Jason hace a Nueva York desde su querido lago de Crystal Lake (como se conecta Nueva York con el lago daría para otro tema).


Durante la travesía empieza a cargarse a unos cuantos adolescentes interpretados por treintañeros (¡cómo debe ser!) porque, seamos sinceros, como bien nos explicó David Foster Wallaces los cruceros son representaciones del infierno donde todo se dispone para que nunca nos aburramos y acaba provocando la desesperación, la locura y sí, el aburrimiento. Esto Jason lo sabe y hace lo que mejor se le da, matar a cuanto jovencito pueda porque a estas alturas de la serie no importa ninguno de ellos.
 

Al igual que en The Shinning, la arquitectura del barco es caótica. Está mal. Pasillos que conducen a sitios imposibles, escaleras que en teoría conducen a un nivel inferior, pero que acaban subiendo, puertas donde no debería haber puertas. Y todo esto redunda en el espectador que acaba descolocado, perdido e inquieto. Algo no funciona en ese barco y acaba contagiando al espectador.


Y lo mejor de esto es que no se debe a una obsesiva planificación por parte del director y el diseñador, si no por un director falto de gracia y en piloto automático, un guion terrible que justifica su ineptitud en echar pestes de los productores, una mala planificación, un montaje caótico, una productora que quería quitarse la serie de Friday the 13th de encima (desagradecida ella, con la de pasta que les había dejado las entrañables aventuras de Jason), unas pésimas interpretaciones, una alarmante falta de presupuesto... un cúmulo de cosas que están mal, pero que acaban produciendo algo terriblemente divertido: por obra y gracia de azar, caos e incompetencia Rob Hedden acaba en el mismo punto que Kubrick.

Lo mejor de todo es que esto no solo ocurre en el barco, si no que en el alargado tercio final de la película, cuando Jason llega a los más baratos callejos de Canadá disfrazados de los más cutres callejones de Nueva York la sensación vuelve a ser la misma. Callejones sin sentido, salidas ilógicas, etc. Y de nuevo, el desconcierto, incertidumbre e inquietud del espectador mezclado con el regocijo de preguntarse asustado "¿qué demonios hago viendo esto y por qué me lo estoy pasando tan bien?".


Por segunda vez, se llega a Kubrick sin querer.

Para mí esto es maravilloso. Estar viendo The Shining y que algo te lleve a pensar en Friday the 13th part VIII. Jason takes Manhattan y, de repente, esos dos mundos quedan conectados. 

El cine como un microcosmos de conexiones involuntarias más allá de guías oficiales o listas de "lo mejor de...".

El cine nos habla.
Y a cada uno le dice cosas distintias.

Postdata

Friday the 13th part VIII. Jason takes Manhattan puede ser muchas cosas y la mayoría malas, pero este plano lo encuentro precioso y pertenece al mejor momento de la película.


Comentarios

  1. Me encantan las conexiones como esta, del tipo que nadie más ve, pero una vez te lo muestran ya no puedes no verlo ;)
    Te dejo de regalo un gran momento en gif, posiblemente sea la imagen que más se ve ahora de esta película ;) piensa en la canción actual que más te atormente y deja que Jason haga su magia
    [img]https://media1.tenor.com/images/630c8cd0b6331d7ede1e03aa6b5c1130/tenor.gif?itemid=17080538[/img]

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