Red Eyes, Wes Craven 2005

 


Descontando los títulos de crédito finales, 76 minutos.
Lo que viene a ser una serie B de toda la vida; rodada con oficio, directa y al grano, sin florituras, divertida y terriblemente entretenida. ¿Qué se olvida pronto y no sorprende mucho? Sí, ¿y qué? Prefiero la honestidad de un cine modesto, bien hecho y sin más pretensión que el tenerte ochenta minutos mirando y pasándolo bien, que la nueva obra maestra definitiva semanal.

Además, siempre es muy divertido ver a tipos condescendientes que contraponen la "lógica masculina" a los "dilemas emocionales femeninos" y juegan a ser el lobo feroz recibir una paliza de la caperucita de turno. Y si esta es Rachel McAdams, pues mejor.






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