La coleccionista (1967)

Para mí Rohmer es sinónimo de verano.
Fue en verano cuando empecé a ver sus películas, es en verano cuando vuelvo a su cine y para mí pocos han capturado mejor la indolencia de la estación como él.

La coleccionista (1964) me gusta y me divierte mucho cada vez que la veo. La primera, en una reposición en un decadente cine de Barcelona en aquellos infaustos meses en los que viví allí. Luego un par de veces en el VHS que conseguí en un mercadillo y ahora en Filmin. Cada visionado es diferente, pero todos me sacan una sonrisa al ver a ese presuntuoso veraneante buscando desesperado excusas morales y éticas para justificar su atracción hacia esa joven; me divierte horrores escuchar esos engolados discursos en los que la acusa de seducirle con sus malas artes y ver las imágenes de ella tumbada en la playa, cansada, agotada por el sol veraniego y el no hacer nada.

Hay mucha intelectualidad en sus películas, pero también mucha ironía que al final es lo que hace que no sean infumables. Hay que tener un enorme talento para aguantar una película con personajes que hablan tantísimo, pero acaban diciendo muy poco.










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