The wrong box, Bryan Forbes, 1966
Vete a saber por qué mecanismos de la memoria, el gusto, la sinapsis cognitiva dual impostada o el azar también conocido y esto cómo ha pasado, la escena que he puesto más arriba protagonizadas por Ralph Richardson se convirtió en una de mis mayores influencias en mi concepción de la comedia como autor. Cuando escribo comedia, que básicamente es lo único que sé escribir, esta escena la tengo siempre en la retaguardia de la memoria; no soy consciente, pero ahí está Ralph Richardson diciendo que en el Antiguo Testamento aparece la palabra látigo 174 veces.
La construcción tranquila y sutil de la escena, el diálogo perfecto, la interpretación muda del cochero al verse atrapado durante horas con ese personajes que no parará de hablar y su incapacidad para ser maleducado, echarlo del carro o golpearlo 174 veces con el látigo. Hasta hace dos días solo había visto esta película una vez hace mucho años, pero podía recitar de memoria
¿Por qué? ¿Por qué esta escena y no otras? No pertenece a una película muy conocida ni el guión está firmado por un alguien reconocido que escribe grandes frases finales (aunque uno de sus guionistas sea responsable de la serie MASH) ni aparece en aburridas listas de lo mejor de... ¿Por qué se quedó clavado en mi memoria y realmente la noto como una enorme influencia a la altura de los personajes secundarios de Jane Austen, la primera lectura de El mundo según Garp o los diálogos de Hammet?
La película, por cierto, se llama The Wrong Box. Está basada en una novelita poco conocida de Stevenson y es una comedia de muertos equivocados y enredos entre los dos últimos supervivientes de una tontina, el último en morir se lleva una fortuna. Sale un Michael Caine muy joven
Se refiere a la colección de huevos de uno de sus primos.
el gustazo de ver a Peter Cook y Dudley Moore juntos
y a un divertido cameo de Peter Sellers como un médico que una vez fue alguien
y sí, la historia podría haber dado mucho más de sí y su tramo final se desinfla bastante, pero a quién le importa. Es divertida, tiene una de las escenas de seducción más patéticas de la historia del cine, buenos diálogos, buenos actores y ese calidad británica en la fotografía, decorados, etc. Y que en muchos momentos apueste por el absurdo y el splastick le hacen ganar puntos.
Por cierto, la escena del principio tiene una conclusión posterior; la llegada de Ralph Richardson a Londres tras 13 horas de viaje.
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