Rumble fish, Francis Ford Coppola, 1983. Reto Nicolas Cage
Con Rumble Fish me sucede una cosa curiosa. Siempre que la veo es como si fuera la primera vez. Sé que la he visto unas tres veces, pero siempre la olvido. Escribo esto cuando la tengo reciente porque sé que en un par de días la olvidaré. Como si fuera un sueño. Lo que no es malo al tratarse de una película tan onírica y que se construye sobre la ensoñación, el recuerdo y el estar a un palmo de la realidad.
Para mí la película se acerca más al cine fantástico en la tradición y salvando todas las distancias posibles con Carnival of souls, que con una película de corte realista. La estilizada fotografía de Stephen H. Burum en un blanco y negro de contraste fuertes, unos planos incómodos, la presencia etérea de Mickey Rourke y unas interpretaciones que tienden al buen artificio contribuyen para que ve a esta película como un sueño y que como tal la olvide al poco de verla.
Y no lo digo como algo malo, que conste. Creo que forma parte de la propia naturaleza de la película.
Es una película que me gusta tanto a trozos (la pelea del principio, la visita a la feria, Diane Lane porque es Diane Lane y ya está) como me aburre en otros y me invita al sueño (como he dicho, la ensoñación forma parte de la película y que cierre los ojos durante algunos minutos cada vez que la veo me hace integrarme en ella... ¿cuela?) no sé muy bien qué pensar de ella. ¿Me gusta? Sí. ¿No me gusta? Tambien, a la vez y en el mismo momento.
Nicolas Cage trabaja por primera vez con su tio Coppola e interpreta a Smokey, un miembro de la banda de Rusty que le disputa el liderazgo. Está. No es que sea su mejor interpretación ni destaque mucho. Acaba siendo devorado por Matt Dillon y por la estética de la película.
La mirada adormilada, la voz gutural, los gestos de macarra. Nada apunta a lo que estaba por venir.
Muy corta ha quedado la entrada, ¿no? Es curioso como sobre una película sobre la que se ha dicho y escrito tantas cosas, no pueda decir mucho sobre ella.




Comentarios
Publicar un comentario