Olvida los tambores, Rafael Gil, 1975


Olvida los tambores es bastante aburida.
Tiene una buena, aunque algo monótona fotografía, un puñado de buenos actores y un texto interesante que en ocasiones peca de artificial. El problema es que no estoy seguro que la elección de un director como Rafael Gil fuera la mejor opción; un director con un puñado de buenas películas, pero terriblemente irregular en su larga filmografía (¿y qué director de cine español no lo es?). Creo que el texto de Ana Diosdado y su retrato de jóvenes músicos en la agonía franquista necesitaba un director más joven en estilo, más arriesgado y fresco; que lo acercada a un tardío free cinema que a plano general, plano medio, plano corto.

Pero en el plano estético, oh amigos, qué maravilla.
Una dirección aburrida se sublima por los anillos, los cuadros, el vestuario, los colores, Cristina Galbó poniendo margarina en pan de molde y muchísimos detalles que me mantuvieron enganchasísimo.


















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