Beatriz, Gonzalo Suárez, 1976
Con más locura italiana, más goticismo a lo Hammer desde una óptica del fantástico gallego, menos juegos de autor y menos destape español qué grande hubiera sido Beatriz. Y más cuando parte de un material tan bueno como los cuentos fantásticos de Valle Inclán y tienes un puñado de buenos y entregados actores empezando por Carmen Sevilla, José Sacristan o una Nadiuska que buscaba ser algo más que la belleza exótica en la que estaba encasillada.
Una historia de posesiones, pasiones muy reprimidas, bandoleros, brujería, fantasmas que se queda a medio gas por una dirección demasiado fría (y ya me pasa con Gonzalo Suárez, director que me gusta siempre a medias).
Pero me quedo con el encuentro de Carmen Sevilla con el espantapájaros, la extraña relación de la criada con el joven señorito que en un momento pasa de juego inocente a algo más turbio, las inquietante imágenes del monje rezando en el jardín, con el retrato de los bosques gallegos, la patética panda de bandoleros y esos destellos de fantástico.
A la contra... bueno, las concesiones al destape (¡Año 76, ya se pueden enseñar tetas!) sin el descaro y diversión que se ve en la Hammer, por ejemplo, si no con el tono pomposo del cine de autor, una escena final de crueldad innecesaria y alargada por el simple motivo de sacar desnuda a Nadiuska y, lo dicho, por la frialdad del conjunto.
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