Gamera, Noriaki Yuasa, 1965


Cuando no sale Gamera rompiendo cosas o cuando no sale Gamera escupiendo fuego o cuando sencillamente no sale Gamera, la película es un desastre. Porque ver a una tortuga gigante voladora pisoteando ciudades a miles de sus habitantes (y a los que no pisa, los quema) siempre anima un mal día y mejora cualquier película.


Pero si hablo de esta película es por dos motivos. El primero es que la vi porque mi hija pequeña de tres años me preguntó qué era esa foto de la tele y cuando le dije que era la película de una tortuga gigante que rompía cosas insistió en verla.
Y le gustó.
Su primer kaiju. Estoy muy orgulloso.

El segundo motivo es porque aparece uno de los niños más odiosos, incomprensibles, peor escritos y abofeteables de la historai de cine.


Toshio, el niño que susurraba a las tortugas.
Un crío que de forma sistemática y absurda se pone en peligro una y otra vez en su obsesión por hablar con Gamera y hacerse su amigo. Porque, seamos sinceros, ¿quién no quiere hacerse amigo de una tortuga que quiere matar a todos tus conocidos, destruye una ciudad matando a miles de niños, eliminar los recursos de la tierra y, en definitiva, ser un monstruo enorme cuyo único propósito es el caos? Un crío que ante la visión de una ciudad incendiada y destruída defiende a Gamera como "alguien bueno" y lo defiende ante los adultos como "es mi amigo". Porque, claro, Toshio piensa que Gamera es su tortuga perdida que ha mutado porque tiene afinidad con las tortugas...

Aquí lo vemos diciendo que Gamera es bueno después de matar a un montón de gente.

Toshio es el astuto retrato de un chaval alineado con serios problemas emocionales y mentales incapaz de relacionarse con normalidad con el mundo que le rodea y que esa identificación extrema con un monstruo (y su deseo explícito al final de liberara a Gamera) esconde una preocupante psicopatía a la que los adultos asisten de forma pasiva y condescendiente.
O un personaje terriblemente escrito.
Una de las dos opciones.

Sea como sea, Gamera hubiera sido una mejor película si Toshio hubiera acabado devorado, que no lo hubieran rescatado a tiempo del tren o un adulto le dijera que, por favor, se dejara de mierda, se callara y dejara a los demás trabajar tranquilos, leñe.

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