Dream Home, Pang Ho-Cheung, 2010
¿Sabéis esa típica película que conoces por una reseña en un blog y la pones en la lista de pendientes porque tiene toda la pinta de que es una historia que te va a gustar, pero cuando la ves sientes una enorme y progresiva decepción y, lo que es peor, un incontenible aburrimiento que acaba por ir pasando la película escena a escena por si en algún momento pasa algo interesante que te vuelva a conectar con la propuesta, pero nada y mejor a otra cosa?
Pues exactamente eso me ha pasado con Dream Home.
La idea base de argumento me gusta mucho. Hay que conseguir que el precio de un piso baje como sea y la protagonista se lanza a una orgía de sangre para conseguirlo. Pero la forma...
La película es una drama / satira sobre la especulación inmobiliaria / gore extremo / thriller psicológico / apuesta entre amigos a ver si podemos ser más desagradables en la siguiente escena. Un conjunto de escenas de asesinatos donde se pueden ver tripas saltando, ojos acuchillados, ataques a embarazadas, uso creativo de multitud de herramientas para el hogar (dale un martillo o un destornillador a un actor oriental en una película de acción) junto con flasbacks donde explican por qué la muchacha hace lo que hace que se eternizan...
No me ha gustado.
Para mí esta mezcla de drama social y gore extremo no funciona porque ni es una ni es otra y se queda en tierra de nadie. Y porque a mí las películas de gore por gore o crueldad por crueldad me aburren y no me interesan absolutamente nada. Por eso no veo series como Saw, Hostel o Hatchet.
No sé. Quizá sea el trazo grueso sin humor, la falta de sutilidad tanto en los asesinatos como en la exposición del drama, lo visualmente fea que es la película, que todo la profundidad dramática que quiere darle los recuerdos (y los recuerdos dentro de recuerdos) a la protagonista se diluya después en las escenas gore. Y que sea aburrida, profundamente aburrida. Tanto en el drama como en el gore. Tanto en la pausa del recuerdo como en la crueldad con el porreta.
Y paso muchas cosas por alto en una película. Muchísimas. Pero el aburrimiento, no.
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