Sorority house massacre, Carol Frank, 1986

Empezamos.
Y que la primera película de la que hablo sea un slasher solo puede traer cosas buenas.


Sorority House Massacre dirigida por Carol Frank en 1986, una de esas producciones de Roger Corman de los ochenta que explotaban hasta la náusea el género de moda. Hecha con cuatro duros y reproduciendo de forma ejemplar los tópicos y los típicos del slasher.


A primera vista y a juzgar por el horrible cartel y los títulos de crédito, un slasher del montón tirando a la parte baja del género. ¿Y por qué hablar de ella? ¿Por qué perder el tiempo con una película que se llama Masacre en la casa de la hermandad y que, bueno, pasa eso?

Bueno, primero porque me gusta el género; sobre todo si está hecho en los setenta y ochenta.
Segundo, porque éste es un slasher que tiene imágenes como ésta.


La historia es simple. Una chica llega como residente a una residencia de estudiantes y desde que pone el pie en la misma tiene horribles y violentas pesadillas. Al mismo tiempo, un tipo encerrado en un hospital psiquiátrico empieza a comportarse de forma violenta hasta que escapa. Naturalmente, ambos están conectados. El tipo se escapa, llega a la residencia con un puñal y pasa lo que pasa. Hasta aquí, todo normal.

Lo que hace que este slasher sea diferente son los sueños que la protagonista tiene a lo largo de la película; escenas oníricas que dan a la película una atmósfera irreal con un puñado de momentos muy bien conseguidos y que recuerdan a películas experimentales o vídeo arte.


El resto de la película es más convencional y la directora parece que en el desarrollo de lo que es propiamente el slasher, el asesino persiguiendo a las víctimas, pone la directa, rueda rápido, mal y sin interés.


Lo interesante son sus primeros compases y la voluntad de crear una película experimental sobre los recuerdos reprimidos y los sueños. También hay que destacar que la película da tiempo para que los personajes se expliquen y no sean solo carne, que las chicas sean inteligentes, resolutivas y que a mitad de metraje te encuentres con un montaje rápido de cambio de ropa


y una recreación de una de las escenas que más me gustan del género, explicar la leyenda del asesino alrededor de la hoguera de campamento.


Lástima que el asesino sea tan poca cosa y no tenga ni la fuerza ni el carisma de otros ilustres matarifes de la época. Y no acompañan algunas interpretaciones que parecen sacadas de las peores muestras del cine amateur; especialmente los chicos.

Sorority house massacre es un slasher interesante, irregular, extraño. El aficionado al género que busque y espere un cuenta víctimas y un espectáculo gore se sentirá defraudado y decepcionado (y, posiblemente, aburrido), pero quien quiera algo diferente puede encontrar muchos puntos de interés y llevarse una secuencias oníricas poderosas.

No descarto verla otra vez. Además, dura apenas setenta y poco minutos.

Como curiosidad, ésta es la única película de su directora y también guionista. Carol Frank hizo esto y desapareció. Su otro trabajo es como asistente de dirección en otro slasher de la época, el más conocido


La vi hace un tiempo y me aburrió bastante. Es menos interesante pese a que tiene algo sí me interesa; un guión que es una clara parodia del género (cosa sorprendente si se tiene en cuenta que el género llevaba vivo apenas unos tres o cuatro años; eso da idea de la explotación que hubo) con su asesino claramente fálico, su abuso de desnudos, sus diálogos sin sentido, pero con una dirección y unas actuaciones completamente en serio lo que provoca una tensión muy extraña que no beneficia en nada a la película.

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